La seducción es un arte

Cómo evitar ser un perdedor

La seducción es todo un arte y no pura improvisación. Muchos hombres se quejan de que no es fácil estrechar vínculos o se lamentan que están solos. Sin embargo, es reconocido el terror a las mujeres o el miedo a experimentar un fracaso. Estrategias y fórmulas para llegar al corazón, que nunca pasaron de moda

Aunque en las sociedades postmodernas los signos de galantería parecen estar en extinción, eso no quiere decir que falten hombres que conservan el arte de la cortesía tan digno de otros tiempos.

La diferencia con aquellos años de galantería no son los métodos sino su adaptación a las nuevas relaciones y los cambios de costumbres.

Para la humorista argentina Ana von Rebeur, autora del libro “Los hombres andan flojos”, el secreto está en el dominio de la categoría tiempo, evitando pasar por ansioso o desesperado.

Paso a paso

Los primeros pasos son estratégicos y por ello es necesario pedir opiniones a la otra persona y hacerla sentir que hay interés por conocerla.

En el abordaje mirar fijamente a los ojos y nunca garabatear el número telefónico, por el contrario: siempre tener una tarjeta personal.

El primer llamado, es uno de los episodios más históricos de las parejas. Es aconsejable esperar a que trascurran el primer fin de semana después del encuentro para arreglar una cita.

“Intriga y curiosidad” son los ingredientes que las mujeres prefieren cuando conocen a un hombre. Sin embargo, todas las exageraciones tienen que estar lejos de los primeros aprontes.

Las citas deben ser arregladas con anticipación y precaución. Por eso hay que abstenerse, de llamar “un sábado a las diez de la noche, porque quedará como que le falló otro programa”, insiste Von Rebeur.

Las excusas como: "Me volví loco tratando de llamarte, y siempre daba ocupado" o "no te llamé antes porque perdí la llave del cajón donde guardé tu número de teléfono", son imprescindibles si no la llamó en tiempo y forma.

Ciertos presentes como las joyas históricamente tuvieron un papel principal en el juego de la seducción y las relaciones. Un hombre enamorado, se sabe, es capaz de recurrir a todo tipo de recursos para lograr la conquista.

Regalos seductores

“Si la destinataria le presta atención a t! odos los detalles, la opción será un accesorio, como por ejemplo un broche o prendedor (oro o plata 925 con algún brillante); explica. Walter Raia, propietario de la Joyería Cipriano del barrio de La Recoleta.

La actual tendencia es el oro blanco, acompañado de piedras semi-preciosas o perlas negras con brillantes.

Las joyas no sólo cuentan en la conquista, frecuentemente son una insignia que refuerza el vínculo de los enamorados.

“Las alianzas de compromiso o de enlace, por ejemplo, representan valores muy íntimos ligados profundamente a la pareja, eso hace de estas piezas un símbolo personalizado en toda su dimensión, alcanzando un valor incalculable”, acota Raia.

La primera cita

La primera vez que una mujer sale con un hombre, no tiene la menor idea de lo que va a pasar. Eso es absolutamente normal y comprensible.

Lo que no es en absoluto normal, y además es incomprensible, es que el hombre no tenga la menor idea de lo que va a pasar.

Por eso, usted no debe pasar a buscar a una mujer sin tener un plan en la cabeza. También es prudente y galante consultar de otra propuesta o sugerencia a la señorita o señora que se quiere conquistar, dejando de lado cualquier presión.

Ciertas historias que datan de siglos pasados, cuentan que un hombre era capaz de sacrificar su capa para que una dama no pise el barro, y de no permitirle caminar del lado de la calle durante un día lluvioso, sin embargo, los tiempos modernos tienen otros códigos que hay que manejar.

Un hombre enamorado, se sabe, es capaz de recurrir a todo tipo de recursos para lograr la conquista. Trata de dominar el arte de la conversación, no sólo para improvisar, sino para ser atento, halagar a la mujer y hacerla sentir respetada y amada. Por supuesto, esto lo acompaña con un detalle fundamental para arrancar un “si”.

“También debe ahorrarse cualquier comentario sobre el aspecto de ella que no sea un piropo”, señala la humorista y acota que lo correcto sería! : "¡Me encanta cómo tenés el pelo!, sin indagar cómo o con qué técnica se llegó a ese efecto”.

Una trama paso a paso

Se saben que los hombres adoran hablar de sí mismos, sin embargo los expertos en seducción aconsejan que para enamorar hay que amarse a sí mismo en silencio.

Lo que a las mujeres las derrite y desarma es la sinceridad. Y el candor de un tipo que diga, por ejemplo, "Yo sé que no estoy en forma, pero ahora que te conozco y quiero gustarte, voy a empezar a hacer gimnasia para estar más lindo para vos...", sería lo correcto.

Abstenerse de comentarios sobre otras mujeres (amigas, ex parejas, su madre, etc ). La puesta en escena debe apuntar a quien desea seducir y no a personajes secundarios que pueden disparar la vela hacia el fracaso total.

Todo el discurso debe girar en argumentar que la necesita y que está convencido de que la calidad de su vida mejoraría con ella cerca

Los detalles sobre la higiene personal y del automóvil tienen que cuidarse siempre, recuerde que usted no es Woody Allen y debe evitar dramas o comedias familiares.

Hay que cuidarse muy bien de que la chica "nueva" no se tope con una cartera de mujer olvidada en el asiento trasero, una hebillita en la luneta o el espejito del acompañante manchado con lápiz de labios.

Para von Rebeur toda referencia a los temas médicos o psicológicos deben quedar al márgen: “Confesarse claustrofóbico, alérgico, y contar que odia a los niños” no es un buen comienzo.

La parte económica es clave y hay que expresarse con cuidado sobre el sueldo o un futuro trabajo dado que “a las mujeres no les entusiasma salir con mantenidos por el papi o desocupados, ni terminar presas por complicidad”, confiesa la escritora.

“Es imprescindible –concluye- no revisar la cuenta de la cena o almuerzo de invitación para ver por qué le cobraron esos 70 centavos extras si usted no probó el pan, porque es claro signo de miseria espantosa".

Cristina Galasso
VIERNES | 29 de abril de 2005
Infobae